Frida anota cada banquete de Día de Muertos en un cuaderno de pastas negras que guarda celosamente y al que llama El libro de Hierba Santa. Mientras el ritual se cumple puntualmente, su existencia se despliega impetuosa, llena de arrebato y dolor. Conoce al hombre con el que compartirá la vida y el que marcará el comienzo de su segunda muerte, juntos saborearán la traición y también la pasión por el arte. Frida ama y desea con locura, pero vive días prestados; su cuerpo doliente y destrozado jamás le permitió olvidar que su Madrina arrancaba pedazo a pedazo su alma, acercándose cada vez más a ella en espera del encuentro final.
Una pequeña libreta a la que Frida llamaba El libro de Hierba Santa se exhibiría por primera vez en el Palacio de Bellas Artes con motivo del aniversario de su natalicio. El día que se abrió la exhibición al público, la libreta desapareció.