Comienzan las vacaciones y Frin visita, resignado, el pequeño pueblo donde vive su tío, en el campo. Mientras, Alma está en la playa con su mamá, y Lynko conoce Alemania, el lugar adonde podría mudarse. Sin mucha comunicación entre ellos, cada uno vive ese verano como un gran cambio -en el cuerpo, en las emociones, en los amigos-, una forma nueva de sentirse en el mundo. Luego de Frin y Lejos de Frin, Pescetti retoma a su entrañable personaje para transitar juntos un momento único de la vida, con cambios y más cambios, y algo que permanece.