La historia no se estudia únicamente para conocer los acontecimientos del pasado. Sólo se cumplirá la finalidad del estudio de la historia si el conocimiento del pasado nos es útil para comprender el presente y poder planear nuestro futuro como sujetos capaces de actuar con conciencia y responsabilidad social.
Es necesario que comprendamos el esfuerzo que han hecho los mexicanos de todas las épocas para construir esta nación y también cómo se originaron los principales problemas que actualmente nos aquejan.
Los pueblos mesoamericanos crearon una grandiosa civilización que representa las raíces de nuestra nación, pero a partir de la Conquista México entró en el juego imperialista del capitalismo como un país dependiente productor de materias primas.
Esta situación ha continuado hasta la fecha aun cuando se han hecho enormes esfuerzos por lograr una independencia no sólo política, sino también económica y social.
A principios de este nuevo siglo los problemas se agudizan en el mundo, cada día hay más gente que tiene menos, mientras unas cuantas empresas controlan la producción, el mercado y el destino de la civilización. Al mismo tiempo, los recursos naturales se han utilizado en forma inconsciente, destruyendo y contaminando el planeta, por lo que la crisis ecológica se siente cada día más cercana.
En nuestro México, como país del Tercer Mundo, la situación también es grave, la desigualdad, la dependencia alimentaria, el narcotráfico, la delincuencia y la gran corrupción son sólo algunos de los problemas más acuciantes.
No podemos seguir ignorando la realidad de nuestro mundo y de nuestra nación, es deber de todos hacer un esfuerzo por ubicar y analizar los procesos históricos para entender lo que está pasando y poder así colaborar, en forma respetuosa y solidaria, en la construcción del México que soñamos.