Una caminata nocturna, una esquina en la que no él debió dar vuelta y el mundo se convirtió en otro. En uno de película.
Un joven obsesionado por el cine. Una rubia platino. Un crimen. Varios sospechosos. El Barrio chino. Un policía dispuesto a encontrar la verdad y a darle alcance a ese joven que después de dar vuelta en una esquina, se convirtió en fugitivo.
En las páginas de Un gato vago y sin nombre, todo se acomoda para que el protagonista pudiera vivir una de esas historias que solo ocurren en el cine, y en las que, bromista que es el destino, siempre habrá alguien a quien le toque el papel de cadáver.