Anastasia (Ana) Steele, universitaria de 21 años, está preparando los exámenes finales de la carrera de literatura inglesa de la Universidad de Washington cuando Kate, su mejor amiga y compañera de piso, coge la gripe y le pide el favor de que vaya a entrevistar a Christian Grey. Este señor de 27 años es el multimillonario propietario de numerosas empresas importantes y casi nunca acepta entrevistas. Es guapo, culto, elegante y algo distante. Para Ana, la entrevista es un desastre: no la ha preparado bien, hace preguntas impertinentes y se siente torpe y mal vestida rodeada de secretarias con apariencia de modelo en las lujosas oficinas del magnate.
Sin embargo, algo ha pasado entre los dos. Christian Grey se siente muy atraído por esta chica natural y directa y quiere acercarse a ella. Se presenta en la tienda donde trabaja en sus horas libres y empieza a cortejarla. La invita a cenar, a que viaje en su helicóptero, le manda regalos caros, le compra ropa, pero lo más importante: la va a iniciar en una aventura sexual arrolladora. En realidad, Ana ni siquiera había soñado con el sexo; es virgen y no había sentido ningún interés por este tema antes de conocerle. La atracción que surge entre ambos es cada vez más fuerte, aunque para ella existe una barrera insuperable entre ellos, Ana se está enamorando y quiere una relación tradicional y en cambio, para disfrutar plenamente, Christian necesita y exige que ella participe en prácticas sadomasoquistas. El es el dominante y le pide que firme un contrato como sumisa en el cual se define de forma específica lo que comerá, cómo se vestirá, el ejercicio que hará y, por supuesto, exactamente a qué tipo de prácticas sexuales y a qué juegos eróticos o castigos se someterá. Aunque el lazo entre ellos es cada vez más fuerte, un abismo se cierne entre los dos.
