La principal preocupación de Aristóteles sin duda alguna es también la nuestra: ¿cómo alcanzar la felicidad? Entendida como el ejercicio óptimo y constante de la razón, la felicidad requiere buena salud, cierta dosis de comodidad material y, especialmente, el ejercicio de las virtudes morales e intelectuales que nos conduzcan al despliegue óptimo de nuestra vida.
Y de entre las virtudes, la más necesaria para gozar de una vida plena es la amistad. Amistad perfecta, amor intenso, íntimo y consciente, deliberado, recíproco y virtuoso. Virtud que se adquiere y se cultiva con esfuerzo personal, no como don de la naturaleza sino como conquista del individuo.
Con su lógica estricta, Héctor Zagal examina la obra de Aristóteles en busca de las distintas clases de amistad, ya por utilidad ya por placer, hasta llegar a la amistad virtuosa, la más cara al Filósofo, y su papel en la consolidación de una vida buena.