Farah Diba nació en Teherán en 1938. Huérfana de padre desde pequeña, ingresó en la Escuela Francesa de su ciudad natal y luego continuó sus estudios universitarios en París. La bella alumna de la Ecole Spéciale dArchitecture ni imaginaba que a los veintiún años se convertiría en la esposa del Sha Mohammed Reza Pahvlevi, que sería la última reina y única emperatriz de Irán, y que su vida estaría signada por singulares claroscuros.
Fue coronada en medio de un boato sin precedentes, vivió en el lujo desmedido y formó parte de un gobierno que buscó occidentalizar y modernizar a su país, en medio de la prosperidad que a la reducida clase dirigente le brindaba el petróleo. Pero los soberanos sumieron a Irán en una gran desigualdad social, lo sometieron a la censura y la represión. Las sospechas de corrupción arreciaron sobre la familia real, y si bien nunca tocaron a Farah, ésta debió huir al exilio con los suyos en 1979.
A partir de allí, el cuento de hadas se trocó por el peregrinaje en busca de un esquivo asilo, la muerte del Sha lejos de su tierra, el suicidio de dos de sus cuatros hijos. Farah Diba ocupó tanto las páginas de las revistas del corazón como los bandos condenatorios del nuevo régimen iraní. Mónica Glasman enmarca su vida en la realidad política y social de su patria; tal vez el único modo de entender una trayectoria teñida de tan dramáticos cambios.