Catalina nación en Florencia en 1519 y falleció en Francia en 1589. Hija de Lorenzo II de Médici, se casó con el rey francés Enrique II y obtuvo el título de Reina Consorte. Fue madre de tres reyes de Francia: Francisco II, Carlos IX, y Enrique III. Pero por sobre todo, y tras la muerte de su esposo, Catalina fue una mujer de gran peso en la política, la sociedad y las costumbres de su tierra de adopción. Denostada por su calidad de extranjera, tomó parte en las luchas religiosas de la época y se le ha adjudicado la sangrienta matanza de San Bartolomé, en la fueron asesinados miles de hugonotes o protestantes franceses. También se le atribuyó el haber empleado veneno y brujerías para eliminar a sus rivales. Esto último se debía a su afición por las ciencias ocultas y la Astrología, y por haber admirado, consultado y protegido al célebre Nostradamus. Pero además de las radicales decisiones políticas y las turbulentas intrigas de palacio, Catalina dejó una profunda huella en la moda, el arte y las costumbres de la vida cotidiana. Impuso tanto el corcé como el hábito de usar cubierto en la mesa; la manera de montar a caballo e empleo de tabaco como medicina. Amante del lujo, dotó de suntuosidad los banquetes reales, prohijó el ballet e hizo construir palacios. Fue muy criticada y su tumba fue profanada durante la Revolución francesa. He aquí una síntesis de su apasionante vida.