Cuando el niño emite sus primeras palabras y prensa sus manos (reflejo de prensión) comienza a manipular su ambiente. Surge en él la necesidad de comunicarse, primero de manera oral, y luego atrapar la palabra hablada en el lenguaje escrito, es decir, dejar huella. El niño de preescolar, motivado por la experimentación, descubre que sus sentimientos y emociones tienen permanencia al expresarlos mediante sus garabatos, los cuales se irán convirtiendo poco a poco en grafías, hasta llegar a la escritura. Los cuadernos de trabajo Alebrije de letras 1 y Alebrije de letras 2. Competencias grafomotoras, surgen como una propuesta para estimular en los niños de edades tempranas los procesos de aprendizaje previos a la escritura, para que posteriormente utilicen estas experiencias iniciales y puedan conducirse hacia una expresión más clara de sus ideas. En Alebrije de letras 1 los ejercicios van de lo simple a lo complejo y tienen por objetivo impulsar el desarrollo de: La coordinación motriz (gruesa y fina). La lateralidad. La ubicación espacial. La direccionalidad. La coordinación óculo-manual. Las habilidades perceptuales. Los ejercicios propuestos estimulan, inicialmente, la coordinación motora gruesa, haciendo que el niño experimente con su cuerpo, de forma lúdica, la motricidad propia de su edad, aprendiendo así a controlar su masa corporal. De la misma forma, en Alebrije de letras 1, se presenta una serie de ejercicios corporales que propician la disociación de los segmentos del cuerpo (piernas, cabeza y manos) y sus movimientos, que darán como resultado una mejor coordinación fina.