Nuestro cuerpo es un conjunto de energía vibrando a velocidades muy altas, tan altas que pareciera ser sólido aunque no lo es.



De hecho somos cualquier cosa menos sólidos ya que estamos compuestos de partículas, moléculas, átomos, neutrones, protones, etcétera, y si tocamos nuestro cuerpo, éste da la impresión de ser sólido porque la energía que lo compone está vibrando a velocidades increíblemente altas y eso hace el efecto de solidez.



Todo lo que a nuestro alrededor aparenta ser sólido es únicamente energía vibrando a velocidades muy altas. El espacio vacío que parece estar a nuestro alrededor también está lleno de energía y no está vacío.



Por ejemplo, en este momento sopla con tus manos frente a tu cara y sentirás el aire que genera el movimiento de tus manos, lo que estás haciendo es aumentar la velocidad de la energía que se encuentra en ese aparente vacío frente a ti, y al aumentar la velocidad de esa energía te da la impresión de que es un poco más tangible.



Ahora inhala profundamente sintiendo la energía que has introducido a tu cuerpo, siente cómo llega hacia tus pulmones. El espacio aparentemente vacío no lo está, se encuentra lleno de energía sólo que ésta es invisible porque vibra a una velocidad muy diferente.



Nuestro universo está compuesto de energía y es un mecanismo muy sofisticado que tiene sus propios sistemas, entre estos sistemas se encuentran la luz, el fuego, la energía eléctrica, las ondas sonoras, las microondas, la fuerza de gravedad, los rayos x, los rayos UV, los rayos alfa, gama entre otros más. Estos sistemas o energías invisibles se encuentran aquí para su utilización, preferentemente a nuestro favor, aunque también se pueden utilizar de manera contraria y perjudicarnos con esta falta de conocimiento o de uso adecuado.



La fuerza de gravedad, por ejemplo, es algo con lo que convivimos diariamente y también nos puede lastimar si no la conocemos y no estamos conscientes de que al saltar de un edificio o de un avión caeremos al suelo directamente.