Todos los niños del mundo tienen derecho a un nombre, un hogar y una familia; sin embargo, muchos de ellos son despojados de esos merecimientos por sus propios padres.
Por otra parte, hay una gran cantidad de parejas que no han podido recibir el don de ser padres y madres. En este caso, el camino de la adopción, aunque a veces largo y abrupto, está abierto para ellos con un destino final que es dar amor a un hijo y restituirle sus derechos como ser humano.