Nadie sabe qué aspecto tenía Marco Polo, si tenía mal genio o era amable, ni si llegó a casarse en China. Y nunca lo sabremos. Lo importante es el gran legado que dejó tras él. Marco Polo no fue el primero en recorrer las tierras que describió, pero sí fue el primero en recoger con detalle las rutas que siguió a través de Persia, el Pamir, el desierto de Gobi, y los ríos y los barrancos de China.
No sólo contó una maravillosa historia de aventuras y coraje, sino que también dejó un material de valor incalculable para los comerciantes y viajeros que siguieron sus pasos. En sus notas, destacó los lugares donde podían encontrarse riquezas y advirtió de todos los peligros humanos y naturales que podían salir al encuentro de los viajeros.
Marco Polo fue el primer europeo en describir el fascinante mundo de China y Oriente. También fue el primer europeo en mencionar a Japón. En sus escritos recoge datos sobre el Tíbet, Myanmar, Laos, Vietnam, India, Sumatra y Sri Lanka.
Escribió acerca de las costumbres, formas de vida y objetos que utilizaban los pueblos que conoció. Fue también el primer occidental escribir acerca del carbón, el papel moneda y la pólvora. Los europeos supieron de la porcelana gracias a él.