Baraka es una niña de doce años que vive en el Sahara. Con ella viven su madre y su tía y también la abuela bahía. Las paredes de su casa no están hechas de ladrillo ni de piedra; ni siquiera de madera, las paredes de la casa de Baraka son de lona, porque vive en el desierto, a veces, la abuela bahía le cuanta a Baraka como era su antigua vivienda; una casita de paredes blancas y radiantes a la orilla de un mar azul. Pero la abuela de Baraka está empezando a perder la memoria y con ella se le van los recuerdos de su vida.