Los cantos de Maldoror obedecen a una estructura a la que el autor intenta ser fiel, a pesar de que su evolución testimonia lo contrario. La publicación de 1868 (sólo el primer canto) presentaba algunas partes dialogadas con indicaciones escénicas que fueron suprimidas en los siguientes. Llevan el sello de los textos en los que, al principio, Lautréamont se inspiró: el Manfred de Lord Byron, el Konrad de Adam Mickiewicz, el Fausto de Goethe. De estas figuras retendrá, sobre todo, la idea de un héroe negativo, satánico, en lucha abierta contra Dios, aunque el estilo elegido finalmente tiene las características de la literatura épica. De hecho, cada uno de sus cantos está dividido en estrofas, con excepción del sexto y último, en donde se desarrolla una novela de una veintena de páginas que cambia el estilo hasta entonces adoptado.