Por un lado, las certezas teológicas, y por otro, las investigaciones científicas, se han revelado insuficientes para dilucidar las dudas sobre Su realidad histórica y los alcances de Su breve pero explosivo ministerio. Y a pesar de que pareciese que tenemos de El una idea cada vez más desdibujada, la hondura y permanencia de Su mensaje cobran, a cada momento, más solidez y trascendencia. Porque Jesucristo es el primer hombre sagrado que explícitamente señala al Amor como fundamento de un sistema de vida pleno, cotidiano y eficaz. Al revisitar Su vida y doctrina, en Jesucristo para Principiantes, poco importa si fue tan sólo un brillante sabio o el verdadero Hijo de Dios en la Tierra. Un íntimo acercamiento espiritual a Sus mensajes hace surgir respuestas claras sobre Su individualidad y alimenta al verdadero motor espiritual y ético de los hombres del Tercer Milenio.