Estudiar y lograr buenos resultados no es cuestión de suerte o magia, sino de la aplicación sistemática y constante de métodos eficientes. Un método de estudio permite dominar un saber o una habilidad aplicando las propias facultades intelectuales. A pesar de la importancia de estas técnicas, muy pocos estudiantes han tenido la oportunidad de acceder a ella. Cada cual, en sus diferentes etapas de escolaridad, se organiza por sí solo, y crea sus propios hábitos de estudio: a veces eficientes, otras totalmente frustrantes. Los buenos alumnos no son necesariamente los más inteligentes y estudiosos sino los que asimilan mejor los conocimientos gracias a una mejor metodología. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes tienen dificultades, y los resultados generalmente no se corresponden con sus esfuerzos porque trabajan de manera desordenada y desperdiciando energías. El presente trabajo proporciona un método sencillo, ordenado y probado de organización para el estudio; lo demás, es sólo voluntad.