Enanos, duendes y diablillos pululan por debajo de la tierra, mientras curiosas viejas presentan distintas facetas de la vida: la cariñosa pero firme abuela; la simpática, petulante y ajada vieja pobreza; la vieja candelaria, pícara y con fama de buja del pueblo; las hojas viejas del otoño, llenas de dignidad y orgullo; y la viejecita de la tetera, encantadora y llena de experiencia, aunque malhumorada y rezongona. Es todo un mundo fantástico y real, asombroso y popular, donde la naturaleza está siempre presente y los objetos se animan. Allí viven y sueñan juanilla y juanillo, su alocado hermano.