El verano de 1639 encuentra a Rembrandt van Rijn en su mejor momento. Enamorado de su esposa Saskia van Uylenburch -una rica heredera-, trabaja sin descanso para una selecta clientela y se acaba de mudar a la nueva y suntuosa casa que ha comprado en el barrio más moderno de Amstersam. Es un recomienzo para la pareja, que ha perdido dos hijos recién nacidos. Sin embargo, la cadena de lutos no se interrumpe, y la salud de Saskia se resiente de un modo definitivo.