A George W. Bush le han bastado sólo dos años en el poder para demostrar que su primer objetivo es lograr la hegemonía de Estados Unidos en e1 mundo. Desde que asumió la presidencia el 20 de enero de 2001, luego de una victoria electoral dudosa, inició el camino que tantos otros gobernantes soñaron antes que él: el que conduce al Imperio Global. Luego del atentado a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, pasó de ser el Presidente que llegó a la Casa Blanca con menos legitimidad en toda la historia de Estados Unidos a convertirse en el más obsesivo aspirante a César del siglo XXI. El demoledor golpe terrorista fue la tabla de salvación para una figura hasta ese momento cuestionada tanto dentro como fuera del país. En marzo de 2003, en el pico de su popularidad, dirigió el ataque contra Irak ante la mirada atónita de la opinión pública mundial, e inició una guerra cuyas consecuencias todavía no se pueden medir. En esta rigurosa y documentada investigación, Roberto Montoya revela los aterradores mecanismos internos y externos del imperialismo norteamericano, entrelaza las complejas fuerzas económicas, políticas y culturales con las instituciones que sostienen la dominación imperial y demuestra hasta qué extremo el nacionalismo de Bush to hace peligroso para los norteamericanos y para el resto del mundo.