Ewers logró teñir una historia fantástica con colores extremos y contrastes: el negro más temible, donde se enredan lo temores primigenios de todos los pueblos, hasta el rojo intenso y chillante de la pasión desbocada, donde los sentidos gobiernan pro sobre la cordura y la ciencia; dardos soterrados que resultan eficaces. La obra fue censurada y prohibid, pero la posteridad la ha situado como un texto imprescindible en la litaratura gótica de su siglo. La mandrágora condensa los elementos básicos de la novela gótica: la presencia de lo sobrenatural, los escenarios lúgubres, el mal encarnado, las víctimas inocentes y la extrapolación de los personajes. Para los lectores aficionados a dicho género, esta obra resulta indispensable; para los que apenas se acercan a tal vertiente literaria, resultará inolvidable.