Emmanuel Matta había escogido una mesa en el bar La Opera, que le permitiese ver sin ser visto. De esa manera, podía satisfacer su gula sin causar curiosidad o escándalo. Al tiempo que los espejos le daban una visión panorámica de la clientela del bar.
...Ayer fue San Valentín. Y el amor, supongo, es eso, jugársela. Hoy una compañera de la editorial ha recibido un gran reproche público, al más puro estilo 1984, como en el minuto del odio. ¿La razón? Hay nervios con el tema de Emmanuel Matta. hay un ambiente de paronoia, y no me gusta. La compañera en cuestión no es una de mi círculo, en realidad yo no tengo ningún círculo. Pero no me parece que sea justo, porque ella solamente ha preguntado, inocentemente, acerca de Emmanuel Matta porque, según ella había oído, este autor… ¡¡¡está muerto!!!! Una pregunta desafortunada, pero la humillación nunca puede ser la respuesta. Así, que hoy, decido hacer un regalo de San Valentín a mi blog y lanzo este primer capítulo de los dos casos que tengo. A ver si calmamos los nervios… o los focalizamos mejor. Con un solo clic, se descargará el PDF...