La casa de las bellas durmientes relata la historia de una extraña y exclusiva posada situada en las afueras de Tokio, adonde acuden asiduamente algunos ancianos de cierta alcurnia para disfrutar o sufrir con la compañía de jóvenes vírgenes que permanecen a su lado, durante toda una noche, desnudas y narcotizadas. El reglamento de la casa es implacable: los viejos no pueden tener relaciones sexuales con las jóvenes, no pueden pasar la noche dos veces con la misma muchacha y no deben intentar despertarlas. A cambio, los seniles clientes sueñan y rememoran las experiencias amorosas y sexuales de su vida y evaden el temor de tener que mostrar sus cuerpos decadentes. El autor describe esta situación y narra la historia de Eguchi, un viejo de sesenta y siete años.