En El hombre unidimensional (1964), su obra más famosa, presenta a la sociedad capitalista avanzada como una sociedad en la que el hombre ha perdido su sentido crítico. El consumismo y la liberación de las costumbres lo han transforman en un ser cada vez más adaptado e integrado al sistema. Ya no hay espacio para la oposición y la crítica, la sociedad unidimensional integra en sí toda auténtica oposición y absorbe en su seno cualquier alternativa. En ella se da una confortable, tersa, razonable, democrática no libertad. El capitalismo avanzado ejerce su dominio, su control total, de un modo sutil, manipulando los deseos y las necesidades de las personas. No sólo determina las ocupaciones, las habilidades y las actitudes socialmente requeridas, sino también las necesidades y las aspiraciones individuales.