Kevin Ashton se propone acabar con el mito de que la creatividad es exclusiva de unos cuantos iluminados. De acuerdo con ese mito, las ideas revolucionarias, las manifestaciones más exquisitas del arte y los inventos más importantes surgidos en distintas etapas de la humanidad, se han conseguido en contextos de revelación divina o gracias a un don innato que distingue a los genios de los individuos comunes y corrientes.