El estudio de la historia es un instrumento esencial para la comprensión de nuestro mundo, tanto que por siglos se consideró indispensable en la formación de los gobernantes.
México tiene una larga historia que se enraíza en las civilizaciones aborígenes. Con la conquista española, a partir del siglo XVI, Mesoamérica se integró a la cultura occidental. El encuentro militar fue violento, pero significó el principio de nuevas formas culturales y del germen de una nacionalidad mestiza. La vida nacional empezó con gran optimismo en 1821, después de una larga guerra de liberación que desarticuló la administración de tres siglos, lo que dificultó el reacomodo social y político que también complicaron las amenazas externas. Eso hizo que el camino hacia al progreso y la conquista de la democracia haya sido difícil y con grandes periodos violentos.