Hace poco más de un siglo nadie conocía la existencia de Akenatón, así que sorprendió al mundo el descubrimiento de enormes colosos que mostraban a un faraón con aspecto deforme: un enorme mentón, ojos almendrados, grandes caderas y pechos femeninos. La sorpresa se incrementó cuando se vio que representaban a un gobernante que, en un imperio férreamente politeísta, había tenido el atrevimiento de impulsar el culto a una deidad única: Atón. A partir de entonces, Akenatón ha ejercido una atracción irresistible entre los egiptólogos y los amantes de lo egipcio; su vida y obra son un misterio que acumula nuevos enigmas a medida que se estudia sobre él. ¿Fue el primer monoteísta de la historia? ¿Podría vinculársele con el surgimiento del judaísmo en Egipto? ¿Por qué su existencia y su doctrina fueron sumergidas en un olvido de tres mil años? ¿Fue un iluminado humanista o un déspota sangriento? Jorge Dulitzky responde a estas y otras interrogantes a partir de hipótesis documentadas que permiten considerar a Akenatón como uno de los primeros hombres que produjeron una revolución espiritual, lo que lo convierte en un digno antecesor de Moisés, Jesús y Mahoma.