Scott Lang era un tipo notable. Nació sin poderes y con poco dinero. Solo era un chico bueno para la electrónica que apenas ganaba lo suficiente para mantener a su familia. Probó el camino del crimen, pero encontró la prisión a la vuelta de la esquina. Pero su vida cambió cuando conoció a Hank Pym, quien le brindó el traje de Ant-Man. El resto es historia.