Estas historias están muy lejos del argumento ideológico o panfletario; son retratos de una realidad que no es interpretada, sino sentida por la autora, y es desde esa sensibilidad que se transmite a los lectores, provocando en ellos la ensoñación de un mundo exótico en tiempo y espacio, pero extrañamente familiar en cuanto a valores y actitudes intrínsecamente humanos, lo que propicia una identificación cordial con los personajes y una comprensión de su manera de vivir que despierta una virtuosa compasión y no una dolorosa lastima.