Así nos hemos de referir a ellas cuando las presentemos, aunque, claro está, de magia nada de nada.
Con ellas se puede hacer el siguiente juego:
Pedimos a nuestro interlocutor que piense en un número del 1 al 99.
Le entregamos las tarjetas y le pedimos que nos indique aquellas que contengan el número por él pensado.
Al instante (si no es que le echamos cuento) ¡adivinamos su número!