En este segundo tomo Roland se despierta en la orilla del mar, empapado y helado y con una pistola con balas aparentemente inservibles. ¿Funcionarán? Pero lo peor de todo son las langostas monstruosas con voces casi humanas que salen en busca de comida durante la noche. Estos extraños seres son capaces de morder y comer cualquier cosa, incluso a Roland, a quien le cortan dos dedos de la mano derecha y le destrozan un pie antes de que logre arrastrarse fuera de su alcance. Mal herido y con fiebre, Roland abre la puerta y pasa al otro mundo, donde encontrará tres compañeros con quienes formará el Ka-tet. Juntos viajarán a La Torre Oscura.