Ante nuestro propio misterio siempre surge la misma pregunta: ;por qué, por qué la vida? Y con ésta, una segunda pregunta: ;para qué, para, qué nuestra vida. Hombres a la vez perdidos y encontrados en un mundo que desconocemos, escribe Ramón Xirau, nos vemos llevados por la inquietud, por el desasosiego y por la esperanza. Las preguntas acerca del destino de la vida son un hecho. Se las han planteado, desde lo más antiguo de la historia, todos los hombres, se las han planteado los poetas, se las han planteado los artistas. Se las plantean, desde que la filosofía es filosofía, los filosofos. Para Xirau hay que entender la filosofía como una cuestión de vida.