Una pequeña caravana de cirqueros -payasos y acróbatas- elige para representar sus desangelados números, las abarrotadas esquinas de La Merced, Tepito y La Candelaria de los Patos. Llevan una existencia itinerante, siempre juntos, partícipes todos de la misma promiscuidad y miseria: portadores de la sordidez del mundo. La violencia es el único desenlace posible para las vidas dominadas por la impotencia, los celos y el remordimiento de conciencia.