Los cultivos de fibras forman un grupo muy diverso de plantas que en muchos países constituyen parte importante de la economía de éstos. Se considera que son las plantas comerciales más importantes, después de los cereales. Su cultivo, el procesamiento y el mercado de la fibra proveen empleo a muchos millones de gente. Las fibras que estas plantas producen son de suficiente longitud, resistencia y durabilidad como para ser utilizadas en la manufactura de ropa y cordelería. Dependiendo de la parte de la planta de la cual se obtienen, las fibras vegetales pueden clasificarse en: Fibras de la semilla, como el algodón. Fibras del tallo, como el lino, cáñamo, ramio, yute y kenaf. Fibras de las hojas como el abacá, sisal, henequén y cabuya. Además se distinguen las fibras suaves y las fibras duras. El algodón, lino, cáñamo y ramio producen fibras suaves. El yute, kenaf, abacá, sisal, henequén y cabuya tienen fibras duras. Las fibras suaves se emplean para la manufactura de ropa y de artículos similares. Las fibras duras se usan para la fabricación de cordelería pesada, cables, bramantes, arneses para caballería, zapatos rústicos, alfombras y cepillos. Con una producción de 20 toneladas anuales, el algodón es la planta textil más importante del mundo. Como subproductos de su beneficio quedan las semillas, que constituyen una fuente de aceite de alta calidad para la alimentación humana. La pasta se utiliza como suplemento de la alimentación animal. El lino es también una planta textil de doble utilidad, pues su semilla contiene aceite, que se emplea en la fabricación de pinturas y barnices por sus cualidades secantes. Su fibra suave, lustrosa y flexible da a las telas una calidad y frescura altamente apreciadas. El cáñamo también produce semillas que contienen aceite secante. Su fibra es más fuerte y durable, aunque no tan flexible y elástica como la del lino. Se usa en cordelería y en la manufactura de papel.