Un viejo travesti de la cárcel nos dio la clave para entender los procesos de subjetivación específicos de la institución carcelaria. La Paz nos señaló el orden preformativo de las identidades y de la subjetividad. Ella misma pasa por su cuerpo desde lo homosexual al machismo. Por lo tanto, queda en una zona intermedia, en un entre permanente. Es ambos a la vez. Entonces, si continuábamos adheridos a la polaridad femenino/masculino, hombre/mujer, creyendo que el género corresponde a la diferenciación de unidades discretas, lo que ella nos decía no tenía sentido alguno. Lo que hicimos fue ponernos ’entre’, y entender al género como una línea, cuyos costados son trazados desde dentro: se está en este campo indeterminado, se está entre, y luego se dirime, por decirlo así, hombre y mujer, masculino y femenino.