El trabajo se sustenta en que los pueblos originarios de México han sido y siguen siendo víctimas de graves violaciones a sus derechos humanos y libertades fundamentales. En primer lugar, las violaciones ocurren precisamente porque el Estado no cumple con su función de garantizar, respetar, promover y proteger los derechos humanos de todos sus habitantes, especialmente indígenas.
En segundo lugar, las violaciones suceden por el desconocimiento de los propios pueblos indígenas de las normas y mecanismos nacionales e internacionales que reconocen, garantizan y protegen sus derechos.
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Es decir, la tarea pendiente de la sociedad mexicana es la de construir un contexto apropiado para que pueda manifestarse la importancia social, económica, cultural y política del papel que en la historia ha representado la existencia de los pueblos indígenas, así como del lugar que ocupan en la cultura contemporánea. Por ello, es preciso subrayar los atributos de la cultura tradicional y popular como parte integrante del patrimonio cultural y de la cultura viviente, mismos que por su extrema fragilidad, particularmente en lo que corresponde a las tradiciones orales, se encuentran en peligro de extinción.