Reina vivía muy feliz junto a sus dueños, Linda y Jaime. Cuando Reina creció, ellos le regalaron un collar con una placa que llevaba su nombre grabado. Orgullosa, Reina corrió a mostrar su collar a sus amigo, Jock y Triste. Reina ya es toda una señorita, dijo Jock Golfo era otro perro que a veces paseaba por el vecindario. No tenía un hogar cálido ni una familia. Le gustaba vagar por las calles, buscar sobras y ayudar a sus amigos a escapar de la perrera.