Somos gente deshecha, estamos destrozados por dentro, y por eso gritamos por las noches . En Siberia se ubica la prisión a donde llegan todos los criminales ladrones, contrabandistas y prisioneros del Estado; entre ellos, Dostoievski, quien convivió con reclusos provenientes de diversas partes de Rusia. Conoció sus hábitos, sus miedos y sus consciencias desbordadas por el peso del pasado.
Memorias de la casa muerta ofrece un escalofriante recorrido por este lugar sombrío y tortuoso.