EL AUTOR ANALIZA LAS GRANDES URBES DE LA SOCIEDAD HUMANA Y LAS INQUIETANTES ANALOGIAS QUE TIENEN CON LOS ANIMALES EN CAUTIVERIO.
En condiciones naturales, el animal salvaje, entre otras cosas, no se mutila a sí mismo, no ataca a su prole, no tiene úlcera de estómago, no es fetichista, no padece obesidad ni estrés. Sin embargo, en cautividad muestra conductas semejantes a las del hombre urbano enjaulado en sus agobiantes ciudades. Por lo tanto, es inexacta la expresión jungla de asfalto, acuñada por el propio hombre para describir su propio medio ambiente. Resulta más adecuado designarlo como zoo humano… Un lúcido y corrosivo análisis de los desvaríos y atrocidades que el hombre practica en una sociedad condenada a la autodestrucción.