Este libro no se trata de un tercer volumen, sino de algo así como una antesala de los dos volúmenes precedentes sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret. He tratado aquí de interpretar ahora, el diálogo con los exegetas del pasado y del presente, lo que Mateo y Lucas narran al comienzo de sus evangelios sobre la infancia de Jesús. Según mi convicción, una interpretación correcta requiere dos pasos. Por un lado, hay que preguntarse qué es lo que los respectivos autores querían decir en su momento histórico con sus correspondientes textos; éste es el componente histórico de la exegesis. Pero no basta dejar el texto en el pasado, archivándolo así junto con los acontecimientos sucedidos hace tiempo. La segunda pregunta del auténtico exegeta debe ser ésta: ¿Es cierto lo que se ha dicho? ¡ Tiene que ver conmigo? Y, en este caso, ¿de qué manera? Ante un texto como la Biblia, cuyo último y ya profundo autor, segué nuestra fe, es Dios mismo, la cuestión sobre la relación del pasado con el presente forma parte inevitablemente la interpretación misma. Con ello no disminuye el rigor de la investigación, sino aumenta.