El Universo nos ofrece energía y todas las civilizaciones han sido por demás conscientes de ello. Los antiguos chinos la denominaron Chi y basaron buena parte de su medicina tradicional en ella. Los japoneses, por su parte, la llamaron Ki. Los hindúes, a su vez, la denominaron Prana. Y es precisamente de la rica tradición hindú de donde se deriva la noción de chakras. Los chakras son siete (al menos, los que considera como principales la tradición hindú) y cada uno de ellos tiene una vibración energética determinada, se relaciona con un aspecto de nuestra vida y modela parte de nuestro aspecto, emocional y espiritual y abre toda una serie de correspondencias.