En una tarde lluviosa de agosto, Efulvio Pedrera busca con desesperación a Renato Medina en los canales de Xochimilco. Nadie le da razón de él, es más, algunos hasta dudan que realmente haya existido.
La única prueba que tiene es una fotografía donde aparece Renato junto a Amanda y tras de ellos el reluciente tesoro que cuidan con tanto cariño en un lugar secreto.