En 1198, la Iglesia Católica estaba a punto de ser absorbida por cl imperio germánico. Ese año fue elegido Papa un aristócrata italiano que, con el nombre de Inocencio III, logró convencer a la cristiandad de que no sólo era el sucesor de San Pedro sino el representante de jesucristo mismo en la Tierra. Esto le permitió llevar a la Iglesia a su momento mis alto de la historia. Para ello, tuvo que enfrentarse a los reyes de Europa, a los herejes, a los musulmanes y, sobre todo, a sí mismo.
Inocencio III determinó qué era lo bueno y qué era lo malo, convocó dos cruzadas, fundó una policía para supervisar la ortodoxia (los dominicos), inventó mecanismos de control como la confesión v el matrimonio indisoluble, aniquiló a la competencia (la Iglesia de Constantinopla y el movimiento de los cátaros) e, incluso, despojó de su reino al monarca de Inglaterra... Considerado por el teólogo Hans Kung tal vez el Papa más brillante de todos los tiempos y por la revista Life como uno de los 100 hombres que más influyeron en el milenio que acaba de transcurrir, Inocencio III es retratado en esta deslumbrante novela como un hombre que vivió intensamente cl amos; el sexo, la soledad, el poder y el peso abrumador de la responsabilidad.
