Un texto anónimo dice que todas las personas, en su existencia, pueden tener dos actitudes: construir o plantar. Los constructores pueden demorar años en sus tareas, pero un día terminan y quedan limitados por sus propias paredes. La vida pierde sentido cuando la construcción acaba.
Los que plantan pueden sufrir tempestades y pocas veces descansan. Pero el jardín jamás cesa de crecer, y aunque exige la atención del jardinero, también permite que la vida sea una gran aventura. En la historia de cada planta está el crecimiento de toda la tierra.
Paulo Coleho