La predisposición de la mujer a hacerse responsable de la educación de sus hijos suele ser mucho mayor que la de los hombres. Este libro obedece a la teoría de que si la madre utiliza la creatividad para educar, el resultado es altamente satisfactorio: niños estimulados, sociables, comunicativos, seguros de si mismos, con mayor rendimiento escolar y más posibilidades de éxito en la vida. La autora pone el acento en la necesidad de ser conscientes de la importancia de las primeras etapas (hábitos, aprendizajes, lectura) y en cultivar la comunicación con el niño desde antes del nacimiento hasta... siempre.