Es preciso no confundir índigo con cristal con diagnósticos o etiquetas erróneos ya que éstos son diferentes niveles de expansión de la conciencia.
La cualidad índigo nace en la glándula pineal (chakra del tercer ojo), lo que les permite interactuar con el entorno de una forma certera, sin caer o dejarse arrastrar por las emociones; aunque a veces puedan parecer crueles, debemos caer en la cuenta de que lo que los motiva es el amor.
En cambio, el Cristal está centrado en el corazón, más cerca de las emociones. Es por ello por lo que tiene un especial cuidado por los sentimientos propios y, sobre todo, por los ajenos.
En este segundo trabajo, los autores nos vuelven a sorprender con explicaciones claras y concretas. Nos enseñan a distinguir un niño índigo de uno cristal.
Nos relatan las experiencias vividas con sus pacientes, las consultas y dudas de padres y maestros; y nos conducen por un camino ameno hacia un futuro sin prejuicios educativos.