En forma conjunta y permanente, hace falta adiestrar la mente y el espíritu, de modo que lo que vaya perfrccionandose sea, esencialmente, el interior del ser humano.
Mi deseo es que esta obra llegue a todos los que practican artes marciales, así como a todos los que simpatizan con ellas, incluidos los padres que anhelan poner en contacto a sus hijos con estas ancestrales técnicas defensivas.