Es la calle el centro del mundo un sabadito en la noche. Una linea recta de cantinas, farmacias, hoteles, congales y restaurantes. Allí, un hombre sin nombre, abolido y estoico, que ha perdido todo y ya solo se dedica a reparar carrocerias, esta en una de las esquinas de la Sexta nomas mirando pasar a las beibis, siempre ávidas de huir de esa ciudad. Ya cansado entra al bar mientras piensa en Laurita la delgadita y en como conquistarla al fin. Son las calles nocturnas de Tijuana en las Ken y sus amigos rubios quieren celebrar un trepidante cumpleaños entre las bailarinas de un burlesque, ya que no hay otro lugar a donde ir. Son las calles del Barrio, donde el Saico fue leyenda por su aplomo y hombría. No se sabe si mato al Johnny, hijo de un político influyente, por violar a la Criestina, pero ya nada es igual desde su ausencia, capturado por la policía que no supo distinguir a culpables de inocentes. Ya solo queda la calle, esta visión de los vencidos en la intensidad de un presente en movimiento.