Zeus, libidinoso y poderoso aún, se angustia ante el riesgo de que un hijo suyo lo envíe al asilo o, peor aún, lo castre como él hizo con su progenitor, Crono. Hera, su inmortal y vengativa esposa, atormenta a amantes y descendientes de su infiel marido, entre otros al salvaje semidiós Heracles. Ninfas, deidades, náyades y héroes huyen riendo ante la furia erótica del máximo ocupante del Olimpo.