J. J. Benítez iba para pintor. De niño quería ser como Miguel Ángel (y ahora también). Pero la Providencia ?la nave nodriza, según sus propias palabras? lo obligó a escribir. Por eso, cada vez que puede, hace trampas a Dios pintando palabras.
Mágica fe es un pintura, un retrato del buen Dios, al óleo de las metáforas y sobre el lienzo sin esquinas de la imaginación. Mágica fe es un testamento poco común. Mágica fe es un hombre desnudo. Mágica fe es un regalo.