Odios, intereses creados, ambiciones y enfrentamientos entre las familias más poderosas de una Italia políticamente fragmentada, los Borgia y los Médicis, en Florencia; príncipes de una Iglesia que defiende sus intereses terrenales con la espada; una época de mecenas botaratas, de grandes artistas y cortesanos intrigantes, todos tras el manejo o la sombra del poder, tal es el marco que suscita las reflexiones de Maquiavelo.
Fue mediante una recapitulación de los errores y las contradicciones de la república Florentina, a la que había servido, como Maquiavelo llegó a la conclusión de que la vida republicana se había hecho impracticable dado el estado de corrupción en que se hallaba Florencia, y que no existía más salida que un régimen autoritario, el único capaz de establecer los cimientos de una nueva vida civil en la ciudad.